Democracia y liberalismo en Perón

Trom
3 min readNov 7, 2021

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Es muy común ver la marcha de los últimos 5 siglos como la eliminación de la transcendencia y el paso hacia la inmanencia; también lo es asociar ese proceso con el predominio de la democracia. Schmitt lo dice explícitamente, pero también reconstruye las posiciones de pensadores tanto revolucionarios (Proudhon, Bakunin, Marx, Engels) como contrarrevolucionarios (Bonald, de Maistre, Donoso Cortés) que coinciden en ese diagnóstico, claro que con una diferente valoración.

Perón da a esto un giro interesante y novedoso. En efecto, califica tanto al comunismo como, y sobre todo, al liberalismo como un pensamiento naturalista, calculador, mecanicista, en pocas palabras, inscripto en la inmanencia. En eso coincide con ese diagnóstico que hemos mencionado. Pero no lo considera una tendencia de toda la historia, sino un rasgo de una época particular que ya empezamos a dejar atrás, el “largo siglo XIX”. Lo que Perón vislumbra y a la vez propone es una nueva figuración de la transcendencia. La particularidad (y ésta lo diferencia de cualquier aspiración reaccionaria de revivir un pasado idealizado) es hacia qué se transciende: hacia el pueblo.

La verdadera democracia sólo es posible en una transcendencia. Esto tenemos que verlo sobre todo respecto del individualismo demoliberal. Perón creía que el liberalismo pertenecía al siglo XIX, por lo tanto, estaba esencialmente superado por el avance de la historia. Lo único que restaba era ver por qué cosa era superado. Él veía al liberalismo como una forma de atomismo social en el que cada individuo es un átomo separado. En ese sentido, cada individuo tendría existencia propia previa a la de la comunidad, y podría retirarse de ella si así lo quisiera. Lo que la democracia en sentido liberal le otorga a ese individuo aislado es una indeterminación infinita, que es lo que el liberalismo entiende por libertad. Todo empieza y acaba en el individuo y nada ni nadie tiene derecho a ponerle coto, a no ser el derecho a la indeterminación de otro individuo. El liberalismo es así el ideal de un progreso infinito y de una acumulación sin límites. Perón da por probado, luego de dos guerras mundiales, que ese ideal lleva al colapso civilizatorio.

Pero lo interesante es qué relación hay entre democracia y liberalismo según Perón. En más de una ocasión ha señalado la necesidad de diferenciar democracia y liberalismo, por ejemplo, en Latinoamérica: ahora o nunca, apoyándose en el sociólogo Jesús Suevos, denuncia el equívoco de la identificación de los vocablos ‘democracia’ y ‘liberalismo’ (La hora de los pueblos; Latinoamérica: ahora o nunca, Biblioteca del Congreso de la Nación, colección JDP, los trabajos y los días, p. 131). Pero ya antes, y con muchas más consecuencias, lo había dicho en La comunidad organizada: la democracia tenía que substituir al absolutismo, pero sólo se aplicó en leves dosis, porque fue el modo en que fue posible. Esta democracia diluida e inofensiva es el liberalismo.

“Tal operación dulcificó la evolución, pero sustrajo partes muy importantes de personalidad al nuevo orden de ideas, que a su advenimiento pleno halló, frente a colosales enemigos, muy disminuida su novedad.” (La comunidad organizada, segunda edición, misma colección, p. 155).

Esos “colosales enemigos” son lo que a renglón seguido Perón llama ‘extremismos’, nombre con el que engloba tanto a los fascismos como al comunismo soviético. El extremismo es el modo substitutivo “de hacer efectivo por cualquier vía, el carácter trascendental” (ibid.).

Perón ve en el liberalismo decimonónico un despliegue de fuerzas que colisionan entre sí porque no son conducidas a ningún lado, y no son conducidas hacia ningún lado porque se niega a y es incapaz de pensar que haya algo que sirva de medida y de baremo. Pero el despliegue ilimitado y la acumulación infinita conduce a matanzas sin sentido y desertifican la tierra. Perón encuentra en el pueblo el punto firme que puede servir de referencia para un nuevo orden, pero eso significa poner algo ahí fuera con respecto a lo que nos tenemos que medir y comportar.

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Trom

Porque hacer hilos de TW es de mal gusto pero hay que decir cosas largas.