Voluntad, modernidad, nihilismo

Trom
3 min readOct 8, 2020

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Una de las palabras más frecuentes en el texto de Heidegger de 1933 conocido como Discurso del Rectorado es “voluntad”, incluyendo su forma verbal “querer”. Se habla allí de una voluntad esencial o dirigida a la esencia de la universidad, de la voluntad de ciencia, de la voluntad de grandeza. Todo ese lenguaje de la voluntad y del querer está enlazado con su filosofía de la época de Ser y Tiempo, en particular con los aspectos de la decisión y la resolución: la voluntad de la que se trata es la de elegirse a sí mismo o bien, perderse.

Sin embargo, es evidente que no es un término inocente. Es notorio para quienes conocen la filosofía heideggeriana que no aparecía en los años ’20 y que para finales de los ’30 ya desapareció como término propio de ella, aunque aparece atribuida a otros y criticada. La exaltación de la voluntad es un movimiento típicamente fascista, en el sentido de la voluntad vitalista, que brota de un exceso de vida, no de la fría razón calculadora. Filosóficamente, refiere a Nietzsche, o más bien habría que decir que refiere al nietzscheanismo que dominaba la atmósfera cultural. La voluntad tenía una rica tradición en la filosofía romántica y en Nietzsche se vuelve el concepto central de su filosofía madura y tardía, en particular bajo la declinación de la voluntad de poder. Es a partir de este nietzscheanismo que se desarrollan buena parte de lo que se conoce como Revolución Conservadora o lo que Jeffrey Herf llama “modernismo reaccionario”. Especialmente importante es el nietzscheanismo de Ernst Jünger, a quien sabemos que Heidegger leyó con atención, y quien también utiliza a su manera el concepto de voluntad de poder.

En textos posteriores, desde finales de los ’30, Heidegger se distancia del concepto de voluntad y lo critica. Heidegger adopta ahora la perspectiva de la historia del ser. En ella, la metafísica aparece como una época en la historia del ser, pero también cada posición fundamental dentro de la metafísica es considerada epocalmente. La historia es la historia del olvido del ser y del abandono del ente por el ser. El ser abandona el ente, se concluye así en el nihilismo. Si bien el nihilismo comienza entre los griegos, el giro decisivo se produce en la Modernidad. Con el giro hacia la subjetividad, se produce una transformación en la entidad del ente y en el significado de la verdad. Precisamente la voluntad es según Heidegger el último estadio de la metafísica occidental y del nihilismo. En el pensamiento de la historia del ser, la voluntad es el centro oculto de la metafísica productivista y del despliegue planetario de la técnica. En el ensayo de 1939–1946, Superación de la Metafísica, Heidegger nombra los principales rasgos del despliegue de la voluntad de voluntad o del querer que se quiere infinitamente a sí mismo: consumo del ente, usura, conversión del mundo en in-mundo, guerras mundiales, guerras civiles, la desertificación de la tierra.

Si para el Heidegger de principios de los ’30 la voluntad era necesaria para ponerle fin al nihilismo e instaurar el nuevo comienzo de la historia occidental, que nos devolviera la grandeza, ahora le resulta claro que eso no sería más que una recaída en la metafísica productivista y activista de la subjetividad. Así logra ver los fenómenos contemporáneos del fascismo, el bolchevismo internacional y la democracia mundial son todos igualmente subsidiarios de la técnica y por lo tanto de la metafísica moderna.

En las últimas décadas de su vida, podemos decir que aproximadamente desde 1949, Heidegger busca recuperar un habitar poético en la época de la técnica que evite ser parte ingenuamente de aquello que intenta superar. Es por eso que la superación no va a ser una superación en absoluto (para no caer en la filosofía del progreso) sino un paso atrás, que deje ser a la metafísica o al ser del ente, y que prepare, pero en sí no realice, el acaecer del ser. Es en este marco que hay que leer su breve escrito acerca de la serenidad como un decirle sí y no a la técnica.

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Trom

Porque hacer hilos de TW es de mal gusto pero hay que decir cosas largas.